Muchas veces me he preguntado ¿Por qué aguantan?, ¿Acaso son brutas?, y debo confesar que en algunas ocasiones he llegado a pensar “Se lo merecen por brutas”.
Pero ¿Realmente una situación de abuso es tan simple como “Son y una bruta y por eso me abusas, o detrás de una relación abusiva existen un sin número de por menores que podrían hacernos comprender la interacción de la mujer maltratada y su abusador?
Investigando un poco descubrí que el abuso comienza de forma tan sutil que cuando la mujer se da cuenta su autoestima está tan dañada que le es imposible salir de una relación de abuso.
A continuación algo que estuve leyendo que nos puede ayudar a darnos cuenta de que estamos entrando a una relación de abuso.
Concepción Miranda, especialista comunitaria del Centro de Mujeres del Área de Houston, y la Oficina del Fiscal del Condado de Harris, detallan banderas rojas que pueden ser una indicación de abuso:
1: La forma de resolver desacuerdos: Como todos sabemos en una relación amorosa siempre van a existir desacuerdos, lo que hace diferencia es la forma de resolverlos, una persona abusiva no va sentarse a charlar contigo “¿Cómo es que piensas?”, no, si no que va a utilizar el control y el poder a través de la intimidación para lograr que tú hagas lo que esa persona quiere y no va a tomar en cuenta lo que tú pienses ni lo que tú sientas. Si en algún momento se sede a los deseos de la pareja no debe ser por intimidación sino por haber llegado a un acuerdo mutuo.
2: Patrón de abuso: Según esta señora Concepción Miranda, un abusador no deja de abusar, es decir que nunca se le va a pasar por la cabeza que gracias a ese tipo de comportamiento te lastima, sino que le va a ver la ventaja y como así puede manejarte como quiere seguirá y seguirá maltratándote. Así que dejémonos de “Va a cambiar” y además que si ya te ha golpeado o abusado emocionalmente una vez no será la primera y última si no que seguirá haciéndolo.
3: Celos: “Si te celo es porque te amo demasiado, me da miedo perderte”, “No me gusta que te vistas así, mejor cambiate, no me gusta que otros hombres te estén mirando, eres tan bella que te quiero solo para mí”, “Te llamé ayer a la una de la mañana, ¿Por qué no me contestaste?, ¿Qué estabas haciendo?”, “Llevas cinco minutos de retraso, ¿Qué te pasó? ¿Con quién estabas?”. Y puedo seguir con más, este tipo de comportamiento solo te demuestra su inseguridad y una necesidad de poseerte, saber que le perteneces y eso nunca puede ser bueno.
4: Aislamiento: Es muy común escuchar comentarios como “Es que no le gusta que salga con mis amigas” o “Ya no puedo hablar mucho con mis amigos hombres”, El abusador comienza a aislarte de tus amigos y hasta de tus familiares poco a poco "Si la víctima tiene lazos fuertes a su familia, el abusador le dice que es consentida o inmadura. De la gente que apoya a la víctima, el abusador dice que 'causan problemas' o que son metiches. Si la víctima tiene amigos, le acusa de engañarle o de ser una persona de poco carácter moral" comenta Miranda. Y eso es porque desea que seas tan dependiente de él que no puedas dejarlo por miedo a la soledad.
5: El abusador no teme responsabilidad de sus acciones y culpa a los demás de sus problemas: “Hay mi amor lo siento, es que tú me sacas de mis casillas”, “¿Para qué me hablas justo cuando estaba de mal humor?, sabes que cuando estoy así no puedo controlarme”.
6: Abuso verbal: El abusador dice cosas con intención de ser cruel o de hacer daño, y degrada o rebaja a la víctima, maldiciendo o criticando sus éxitos. "Le dice a la víctima que es estúpida y que no puede funcionar sin la ayuda del abusador".
7. Alerta roja. Existen también señales de alarma graves.
a) Abusos anteriores. Por ejemplo, si el abusador dice que ha golpeado a sus parejas en el pasado.
b) Amenazas de violencia. Esto incluye cualquier amenaza de fuerza física con intenciones de controlar a la víctima, por ejemplo, gritarle: 'Te voy a matar'.
c) Romper o pegarle a los objetos. Este comportamiento se usa como castigo contra las posesiones queridas de la víctima, pero también para aterrarla con el fin de que sea sumisa.
d) Cualquier uso de fuerza durante una disputa. Por ejemplo, cuando el abusador impide que la víctima salga de una habitación o cuando la avienta o la detiene contra la pared
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